10/6/09

Ricardo Ardo, el gusalino


Hoy voy a contarles la historia de el gusalino, Ricardo Ardo.

Antes les tengo que hacer una pequeña introducción que más adelante ampliaré en características y detalles de los vecinos de mi planeta.

La Estrella Circular está rodeada de muchos otros pequeños planetas, entre ellos está el llamado Gusalin, que es donde se plantan los Maranjos. Son árboles, enormes con hojas azules y unos frutos de color verde con los cuales se prepara el jugo de maranjango, que es riquísimo y que se consume en casi todo el espacio. Menos en la Tierra.

Los gualinos, son seres extraños, que ven la realidad de una manera muy diferente a la nuestra, y a veces terminan sacándonos de quicio. También suelen ser egoístas, egocéntricos, mentirosos y muy, muy racionales. Pero para no hablar tan mal de ellos, diré que son simpáticos y chistosos, aunque muchas veces sus chiste no le hacen gracia a nadie, pero por educación solemos descostillarnos de la risa. Bueno los seres circulares no somos perfectos.

Esta es la historia de Ricardo, un gusalino que vivía atormentado porque quería ser lo que no era y envidiaba aquellos que hacían o tenían algo diferente a lo él.

Era el mejor sembrador de Maranjos, todos admiraban sus árboles y y los magníficos frutos que daban, perfectos era la palabra. Pero no le gustaba, quería ser otra cosa, pero tampoco lo intentaba, sólo se quejaba de su triste historia de ser nada más que un sembrador. Se lamentaba de trabajar en una empresa familiar, y criticaba aquello que lo rodeaba, familia, hermanos, novias, amigos. Sólo le parecía bueno lo de los demás. Al que más envidiaba era a Edy, que se dedicaba a vender y exportar. Porque a sus ojos era más fácil y tenía muchos objetos de lujo. Claro no veía que Edy se levantaba cada mañana antes que se fueran las 4 lunas y que se dormía cuando éstas ya estaban hacía tiempo en el cielo, que todo el día estaba reunido yendo de un planeta a otro vendiendo y tratando de ofrecer sus productos.

Ricardo estaba contrariado con la vida que le tocaba vivir. Quería una novia, pero no tenía idea de lo que era amar ni comprometerse con otra persona. Odiaba su cumpleaños y ese día se quedaba solo y llorando porque no le gustaba festejar. Cuando iban a saludarlo o llevarle un obsequio, lo encontraban triste y desbastado, diciéndole a quien pasara que se iría a festejar al planeta Cuwatar, que es un lugar muy apartado y solitario.

Y así pasaba criticando y desaprobando su pobre existencia.

Pero un día, llegó a Gusalin una mastarina, procedente del planeta Mastarín. Que después de la Estrella Circular es el mejor lugar para vivir. Los mastarines son seres hermosos, radiantes. Y si hay algo que admiro es su optimismo. Siempre encontrarán un motivo feliz para asociar con una desgracia.

Ésta mastarina buscaba empleo y los osters, una forma de llamar a los padres en gusalin, le dieron trabajo en su plantación de maranjos. Allí Lulu, la mastarina, se ocupaba de la limpieza y el embolsado de la cosecha.

Lulu se levantaba con una sonrisa y durante el día cantaba y disfrutaba al máximo, descubría siempre la forma de sacarle provecho a todo. Ricardo Ardo, la miraba y no lo podía creer. No entraba en su cabeza cómo podía estar feliz con esas actividades que le habían tocado en suerte. Y también protestaba por ello.

Hasta que Lulu cansada de escuchar los eternos disgustos lo invitó a dar una vuelta y a conversar. Le contó lo que ella sabía de la vida, y cómo se podia mejorar como persona sólo aceptando lo que le había tocado. Buscó momentos para escaparse del trabajo e invitarlo a conocer lugares que Ricardo no conocía en su propio planeta, escuchó la música que él le recomendó y hasta le empezó a gustar. Los días que no se trabajaba lo alentaba a hacer cosas diferentes aunque, pobrecita muchas veces se quedaba en su pieza vestida y esperando que él apareciera y él nunca avisaba, pero a ella no le importaba porque siempre encontraba la justificación por la cual no había estado allí a la hora esperada.

Y la amistad fue creciendo, no porque Ricardo hiciera algo, sino porque Lulu lo apreciaba mucho y quería sacarlo de su constante melancolía. Aunque ella era muy positiva había cosas que a veces le molestaban como cierta vez que lo llevó de sorpresa a ver el nacimiento de unos biluvinos, que son unos bichitos pequeños que si uno los ve al salir de su coraza te regalan un deseo. Lulu había preparado todo para la gran sorpresa y cuando llegaron al lugar él le dijo que no le gustaba que le mintieran y un lunar verde salió a la masarina en el brazo derecho.

El gusalino odiaba los regalos y rechazaba cada uno de los que Lulu le daba, depreciándolos como si fuera algo horrible eso que ella hacía. Lo descubrió mintiéndole muchas veces y una tarde dejó de perdonarlo. Tristemente se preguntaba por qué no podía ver las mismas cosas que ella veía o no descubría que la realidad era diferente. A veces se preguntaba si no veía el cariño que sentía por él. Y recordaba con tristeza los pocos pero buenos momentos que habían pasado juntos. Escuchaba en silencio las protestas de él de no tener nadie que lo quisiera y eso le sacaba muchos pequeños lunares celestes en la cara.

Una tarde, escuchó que había trabajo en la exportadora de Edy y cuando le contó a Ricardo Ardo, estaba muy feliz y agradecido de poder ir a donde siempre había querido, tendría oportunidad de viajar y obtener los lujos objetos que regalaban allí. Y Lulu también se alegró de eso y celebró en silencio la felicidad.

Pero Ricardo Ardo, una vez que comenzó a cambiar de vida, se fue alejando de Lulu, no tenía tiempo, estaba muy ocupado. Ahora había gusalinos con los que compartir. Entonces ella sintió con mucho dolor que era hora de partir, ya había cumplido su misión en ese planeta.

Una tarde con su maleta a rayada, 4 lunares en su brazo derecho, y un millón de pecas celestes, partió rumbo a Mastarin, con mucha tristeza y con el sentimiento de la tarea cumplida.

Ese año Ricardo Ardo pasó su cumpleaños completamente solo, protestó porque no había nadie ese día y hasta maldijo a la mastarina por haberse ido antes de ese acontecimiento. Con el tiempo conoció una gusalina preciosa con la que se puso de novio, aunque sigue sin saber qué es el amor y vuelve a mentir una y otra vez. En su trabajo no le va tampoco muy bien, pero sigue allí. Es que ya han descubierto muchas de sus mentiras y en nuestro espacio no hay nada peor que una mentira. Pero lo peor de todo es que tanto viajar y viajar, se hizo amigo y hasta se reune seguido con todos los enemigos del planeta Mastarín, y suele hablar cosas horribles de aquella amiga desalmada que lo abandonó sin darle siquiera explicación. Cuando viene a entregar sus mercaderías a la Estrella Circular está igual que antes de la llegada de Lulu, con esa sombra de tristeza y dolor, todos nos preguntamos qué tiene, pero creo que ni él mismo lo sabe.

Mientras tanto mi amiga mastarina sigue con sus cometidos, viajando a lugares extraños para llevar sus conocimientos, encontrando otros seres que necesitan de su ayuda y ha vuelto a ser feliz, sueña como siempre y encuentra hermoso cada cosa que le sucede. Aunque a veces mira su brazo derecho, o mira su rostro en el espejo y se pregunta si alguna vez se irán. Pero está convencida que esas marquitas que tiene le ayudan a recordar que no siempre son fácil las misiones que se propone. Cuando pasa por el planeta Tierra suele venir de visita y celebramos con jugo de maranjos que es lo más rico que sigue habiendo en todo el espacio.

Dubby 24

1 comentario:

Alberto dijo...

Una fabula hermosa... un cuento para leer y aprender... una historia y ejemplo de vida para todos los que llevamos algo dentro para dar...